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Se entiende por "almacenamiento" la fase del sistema de operaciones poscosecha durante la cual los productos se conservan de manera apropiada para garantizar la seguridad alimentaria de las poblaciones fuera de los períodos de producción agrícola.
Los principales objetivos del almacenamiento de los productos pueden resumirse así:
Para alcanzar estos objetivos generales, hay que adoptar evidentemente medidas encaminadas a preservar, en el tiempo, la calidad y la cantidad de los productos almacenados.
Para una conservación cualitativa y prolongada de los productos es preciso frenar o incluso detener los procesos de degradación.
La degradación de los granos durante el almacenamiento depende principalmente de la combinación de tres factores:
Durante el almacenamiento, pero también durante otras fases de las operaciones poscosecha, los efectos combinados de estos tres factores pueden ocasionar pérdidas a veces importantes de los productos.
Temperatura y humedad
La temperatura y la humedad contribuyen de manera determinante a acelerar o a retrasar los fenómenos complejos de transformación bioquímica (sobre todo la "respiración" de los granos) que están en el origen de la degradación de los granos.
Tienen además una influencia directa sobre el ritmo de desarrollo de los insectos y de los microorganismos (moho, levaduras y bacterias) y sobre la germinación precoz e intempestiva de los granos.
En el diagrama general de conservación, concebido por Burges y Burrel, se establece la relación entre temperatura y contenido de humedad para determinar la zona de influencia de ciertos fenómenos importantes de degradación, tales como el desarrollo de insectos y moho y la germinación de los granos.
Diagrama de conservación de los cereales.
Es fácil observar que cuanto más elevada es la temperatura, menor debe ser el contenido de humedad para asegurar una buena conservación de los productos.
Dada su influencia sobre el ritmo de desarrollo de los fenómenos de degradación mencionados, la temperatura y el grado de humedad de los granos condicionan la duración máxima del almacenamiento.
DURACION DEL ALMACENAMIENTO EN DIAS | ||||||
TEMPERATURA |
||||||
HUMEDAD | 5°C |
10°C |
15°C |
20°C |
25°C |
30°C |
13% | 180 |
115 |
90 |
|||
14% | 160 |
100 |
50 |
30 |
||
15 % | 100 |
50 |
30 |
15 |
||
16% | 130 |
50 |
30 |
20 |
8 |
|
17% | 65 |
35 |
22 |
12 |
5 |
|
18% | 130 |
40 |
25 |
17 |
8 |
2 |
19% | 70 |
30 |
17 |
12 |
5 |
0 |
20% | 45 |
22 |
15 |
8 |
||
21% | 30 |
17 |
11 |
7 |
||
22% | 23 |
13 |
8 |
6 |
||
23% | 17 |
10 |
7 |
5 |
||
24% | 13 |
8 |
4 |
4 |
||
25% | 10 |
3 |
6 |
3 |
A título de ejemplo hemos indicado en el cuadro anterior las duraciones de almacenamiento recomendadas, en función de la temperatura y del contenido de humedad de los granos.
La temperatura depende no sólo de las condiciones climáticas, sino también de las transformaciones bioquímicas que se producen en el interior de una masa de granos, provocando un recalentamiento natural indeseable de los productos guardados.
En cuanto a la humedad de los granos almacenados, es función de la humedad relativa del aire, como lo muestran las curvas de equilibrio aire-grano.
Con una humedad relativa del aire inferior al 65 % o el 70 %, se frenan o incluso se bloquean por completo muchos fenómenos de degradación de los granos.
En este sentido, el contenido de humedad llamado "de salvaguardia" se define como la humedad de los granos a la que corresponde una condición de equilibrio con el aire teniendo éste del 65 % al 70% de humedad relativa.
El siguiente cuadro indica el contenido de humedad recomendado para un almacenamiento de larga duración de los diversos tipos de granos en regiones cálidas.
GRANOS | HUMEDAD | GRANOS | HUMEDAD |
Arroz cáscara | 14,0% | Girasol | 9,0% |
Arroz descascarado | 13,0 % | Trigo | 13 ,0 % |
Maíz | 13,0% | Mijo | 16,0% |
Sorgo | 12,5 % | Café | 13.0% |
Frijoles | 15,0 % | Cacao | 7,0 % |
Maní | 7,0% | Copra | 7,0% |
Contenido de oxigeno
Los microorganismos y los insectos, igual que los granos, son organismos vivos que necesitan oxigeno.
El almacenamiento de los granos en medios pobres en oxigeno provoca la muerte de los insectos, la detención del desarrollo de los microorganismos y el bloqueo, total o incompleto, de los fenómenos bioquímicos de degradación de los granos. Con ello se favorece por lo tanto la conservación de los granos, pero se puede dañar su poder de germinación.
Los principales enemigos de los granos almacenados son los microorganismos, los insectos y los roedores.
Los microorganismos
Los microorganismos (moho, levaduras, bacterias) son agentes biológicos presentes en el suelo que, transportados por el aire o por el agua, pueden contaminar los productos antes, durante o después de su recolección.
Su presencia y su desarrollo producen graves alteraciones en el valor nutritivo y en las características organolépticas de los granos (sabor, olor, aspecto).
Son además responsables de la alteración de importantes propiedades germinativas de las semillas (vigor y poder de germinación) y, en el caso del moho, de la eventual formación de peligrosas sustancias tóxicas (micotoxinas).
Las impurezas, los granos rotos y agrietados, favorecen el desarrollo de microorganismos.
La temperatura y la humedad tienen también una influencia determinante sobre el ritmo de desarrollo de estos agentes de degradación.
Se ha comprobado que el desarrollo de microorganismos se produce a temperaturas comprendidas entre -8°C y +80°C, cuando la humedad relativa del aire es superior al 65%.
Por el contrario, las atmósferas pobres en ox(geno contribuyen a detener el desarrollo de estos agentes de degradación.
Los insectos
Las infestaciones por insectos pueden producirse en el terreno, antes de la recolección, o en los lugares de almacenamiento de los productos.
En ciertos casos, estas infestaciones son difíciles de descubrir a simple vista, pues los daños son obra de larvas que se desarrollan en el interior de los granos.
Los principales insectos que pueden infestar los productos almacenados pertenecen a las familias siguientes:
Los insectos son responsables de pérdidas a veces significativas de productos.
Además, su actividad biológica (deyecciones, respiración, etc.) compromete la calidad y el valor comercial de los granos almacenados y favorece el desarrollo de microorganismos.
Los insectos pueden vivir y reproducirse a temperaturas comprendidas entre +15°C y + 35 °C
Por el contrario, una humedad débil dificulta o incluso detiene su desarrollo, y los medios pobres en oxfgeno provocan rápidamente su muerte.
Los roedores
Los roedores se instalan y se multiplican en el interior o las inmediaciones de los lugares de almacenamiento, ya que allí encuentran alimento en abundancia.
Los importantes daños que ocasionan conciernen no sólo a los productos conservados sino también a los embalajes e incluso a las estructuras de almacenamiento.
Los roedores principales y más comunes que pueden atacar los productos almacenados pertenecen a las especies siguientes:
La acción prolongada de estos animales se traduce inevitablemente en graves pérdidas cuantitativas de productos almacenados.
Hay que añadir a estas pérdidas las acarreadas por la disminución de la calidad de los artículos a causa del ensuciamiento (deyecciones, secreciones) producido por los roedores en los productos almacenados.
Esta contaminación es importante tanto en el plano comercial como en el de la higiene y la salud.
En efecto, los roedores transmiten con frecuencia graves enfermedades (rabia, leptospirosis, etc.).
Los métodos de almacenamiento son esencialmente dos: en sacos y a granel.
El primero se realiza al aire libre o en almacenes, y el segundo en graneros o silos de mayor o menor capacidad.
La elección de uno u otro de estos métodos y el grado de adelanto tecnológico de las estructuras de almacenamiento dependen de múltiples consideraciones de orden técnico, económico y sociocultural.
Tampoco hay que olvidar todos los sistemas de almacenamiento tradicionales empleados por los pequeños productores. Valiéndose de técnicas de construcción artesanales y de materiales locales, son ellos los que prevalecen en las comunidades rurales de muchos países en desarrollo.
Los productos destinados al almacenamiento pueden presentar características que no permitan su admisión inmediata en el almacén. En efecto, un excesivo grado de humedad o la presencia de insectos e impurezas pueden comprometer una conservación de calidad y de larga duración de los productos.
Si se quiere asegurar una buena gestión técnica y comercial, es importante comprobar periódicamente la cantidad y la calidad de los productos almacenados. Antes de las operaciones de almacenamiento propiamente dichas, hay que someter los productos a controles adecuados para comprobar su peso, su tasa de impurezas y su humedad.
Durante el tiempo de almacenamiento, hay que controlar el estado de conservación de los productos. Para ello hay que medir periódicamente, además de la humedad y del grado de infestación por los insectos, la temperatura de los granos.
Se procede a pesar los productos a la llegada de éstos a los centros de almacenamiento.
Según las condiciones de entrega (productos presentados en sacos o a granel, sistema de transporte, etc.), se puede comprobar el peso mediante básculas mecánicas sencillas o mediante básculas de vehículos.
Básculas mecánicas
En los almacenes relativamente pequeños, y cuando los productos se entregan en sacos, se procede a pesarlos con ayuda de básculas mecánicas sencillas.
Estas básculas, con una capacidad de 200 kg. permiten pesar varios sacos de grano al mismo tiempo.
Un almacén debe estar equipado con un número suficiente de básculas para permitir, en cualquier momento del año, una afluencia normal de productos.
En determinados casos, cuando se quiere reducir el tiempo de recepción y si los sacos tienen un peso bruto estándar a su llegada al almacén, se pueden pesar sólo algunos de los lotes. Se obtiene entonces el peso total multiplicando el número de sacos por el peso medio de los sacos efectivamente pesados.
Básculas de vehículos
Mediante este tipo de básculas se puede hallar el peso de los lotes calculando la diferencia entre el peso de los vehículos a la entrada y a la salida de los centros de almacenamiento.
En vista de su costo elevado y de su gran capacidad de sustentación, estos sistemas de determinación del peso sólo son interesantes en los centros de almacenamiento importantes, en los que los productos se suministran sobre vehículos, sea en sacos o a granel.
La instalación de básculas para vehículos requiere pequeñas obras de infraestructura. En particular, hay que abrir y acondicionar un foso que dé cabida a los mecanismos de la báscula.
La profundidad de este foso suele ser de 1,60 m; algunos modelos especiales de estas básculas pueden instalarse en fosos de tan sólo 90 cm de profundidad.
Algunos constructores han previsto también una instalación sobre el nivel del suelo, sin foso. En tal caso, al quedar la plataforma elevada respecto al terreno, hay que construir rampas de acceso para que los vehículos puedan subir y bajar.
Recordemos por último que la carga útil indicada por los constructores se refiere al peso máximo que puede sustentar la báscula. En tal peso están pues incluidos el del vehículo de transporte y el de la carga.
A la llegada a los centros de almacenamiento y durante las operaciones de descarga y colocación, es importante comprobar la calidad y el estado de conservación de los productos.
Es prácticamente imposible analizar la totalidad de los lotes. Se procede por consiguiente a tomar una muestra representativa de la masa del producto, para realizar después sobre tal muestra los análisis pertinentes.
Para obtener una muestra representativa hay que extraer varias muestras primarias: una vez recogidas y mezcladas éstas en un recipiente limpio, constituyen la muestra global sobre la cual se hacen los controles necesarios.
Si la muestra global obtenido es cuantitativamente demasiado importante, se adoptarán técnicas de división para obtener una muestra más pequeña, pero siempre representativa.
Las formas de extracción de muestras son diversas, según que se trate de productos suministrados o almacenados en sacos o a granel.
Muestreo de granos suministrados en sacos
Para un lote determinado de granos, el número de sacos de los que hay que extraer muestras depende del número total de sacos, como se indica en el siguiente cuadro:
COMPOSICION DEL LOTE | SACOS DE LOS QUE SE TOMAN MUESTRAS |
1 a 10 sacos | Todos |
10 a 100 sacos | 10 sacos escogidos al azar |
Más de 100 sacos | Un número equivalente a la raíz cuadrada del número total de sacos |
Una vez seleccionados los sacos, se puede proceder de dos maneras para componer la muestra global: por sondeo y por vaciado de los sacos.
Muestreo por sondeo
Se toman directamente las muestras primarias introduciendo en los sacos seleccionados sondas huecas (sondas de sacos, bastones-sondas, etc.).
Las tomas deben ser de unos 50 g por saco de 100 kg y, de todas maneras, suficientes para componer una muestra global de por lo menos 500 g; una vez extraídas, las muestras primarias deben mezclarse cuidadosamente.
Muestreo por vaciado de los sacos
Se revuelve y se extiende el contenido de cada saco en una capa de unos 10 cm de espesor sobre una superficie limpia; se toma de cada capa de granos una muestra primaria de 1 kg aproximadamente; las diversas muestras primarias se mezclan después cuidadosamente para obtener la muestra global.
Muestreo de granos suministrados a granel
Se puede realizar el muestreo de granos suministrados a granel haciendo tomas de muestras primarias sea del producto en estado de reposo (por ejemplo, en un camión o en un remolque), sea del producto en movimiento (por ejemplo, durante las operaciones de trasvase a un silo).
Muestreo del producto en estado de reposo
Se realiza el muestreo del producto en estado de reposo haciendo varias tomas en el interior de la masa de granos y mezclando las muestras primarias obtenidas.
En la medida de lo posible, la toma de muestras debe abarcar todo el espesor de la capa de granos.
Las tomas en profundidad, con ayuda de sondas especiales, deben preferirse a las realizadas en la superficie, por medio de cucharones u otros recipientes pequeños.
Los puntos en que conviene realizar las tomas y su número dependen de la cantidad total de grano, como se indica en los esquemas siguientes.
Número de tornas: A, 5 lomas; B, 8 tomas, C, 11 tomas.
En caso de lotes particularmente heterogéneos, se recomienda realizar tomas cada 5 toneladas de producto, con un mínimo de 10 tomas.
Muestreo del producto en movimiento
Más fiable y más precisa que la técnica del muestreo en estado de reposo, esta técnica consiste en realizar una o varias tomas instantáneas de la masa de granos en movimiento.
Pueden realizarse las tomas normalmente, con ayuda de utensilios sencillos (cucharones, palas, etc.) o bien mediante dispositivos automáticos de toma situados en los conductos por donde circulan los granos.
Reducción de la muestra
Si la muestra global obtenido es cuantitativamente demasiado importante, hay que adoptar métodos que permitan reducirla, sin que deje de ser representativa.
Uno de los métodos más sencillos, aunque poco preciso, es el llamado método "del cono".
Reducción de la muestra: método del cono..
Se obtienen muestras más pequeñas por división en dos o en cuatro partes iguales la muestra global bien mezclada y puesta en montón sobre una superficie limpia.
Se puede también realizar la reducción de la muestra mediante aparatos especiales como el divisor cónico llamado "divisor Boerner" o el divisor de "rifles", más a menudo empleado para las semillas.
Las impurezas no sólo tienen una influencia negativa en el almacenamiento de los productos, sino que contribuyen a definir la calidad misma de éstos.
Es pues importante determinar la tasa de impurezas de un lote de granos, antes de proceder a su almacenamiento o durante las transacciones comerciales.
Se consideran generalmente impurezas:
La tasa de impurezas se determina sobre muestras de peso relativamente reducido (algunos cientos de gramos).
En la práctica, se procede separando los granos sanos de las impurezas por selección visual y cribado. A continuación, se clasifican y pesan las impurezas mediante una balanza.
La relación, expresada en porcentaje, entre el peso de las impurezas y el peso de la muestra constituye la tasa de impurezas del lote de granos analizado.
La determinación del contenido de humedad de los granos es una operación de una importancia particular en todas las fases del sistema de operaciones poscosecha.
Antes de la recolección, por ejemplo, permite apreciar el estado de madurez de los granos. Después de la trilla, sirve para decidir respecto al modo y el tiempo de secado. Antes de la transformación de los productos, indica si los granos están en condiciones de ser tratados.
Cuando se trata de la comercialización, esta operación permite conocer la cantidad de materia seca que se compra y establecer así el precio justo de venta (el agua no tiene el mismo valor comercial que los granos).
Antes del almacenamiento y durante el mismo, ayuda a decidir respecto a las condiciones de colocación y a apreciar el estado de conservación de los granos.
Métodos empíricos
En el campo, los agricultores tienen la costumbre de evaluar de manera aproximada el contenido de humedad de los granos por métodos empíricos.
Estos métodos, basados en la experiencia de cada uno, no dan una verdadera medida objetiva, sino una estimación del grado de humedad por la percepción subjetiva y sensorial (tacto, vista, olfato) de ciertas características de los granos.
Algunos campesinos, por ejemplo, acostumbran a masticar los granos, o a arañarlos con la uña del pulgar, o a aplastarlos con los dedos, para evaluar su dureza y su consistencia, calculando así su contenido de humedad.
Otros se fían del olor, más o menos agradable, que se desprende de un puñado de granos; otros se basan en el tintineo, más o menos sordo, producido por algunos granos sacudidos en una caja metálica.
Hay quienes evalúan la fluidez de los granos tratando de hundir el brazo, con la mano abierta, en una masa de granos relativamente importante (en un saco o en una capa espesa de granos a granel).
De todos los métodos empíricos, el menos incierto es tal vez la prueba de la sal. Consiste en mezclar en un recipiente de vidrio una muestra de granos con sal ordinaria de cocina, bien seca.
Después de haber sacudido varias veces el recipiente, se examina si la sal se ha adherido o no a las paredes.
En caso afirmativo, ello significa que el contenido de humedad de la muestra de granos es superior al 15% aproximadamente.
Aunque estén muy generalizados en los ambientes rurales, es conveniente que estos métodos empíricos se sustituyan progresivamente por el empleo de instrumentos que permitan una medida real del contenido de humedad de los granos.
Hay que desaconsejar formalmente el empleo de estos métodos empíricos en los lugares de almacenamiento o en las transacciones comerciales.
Actualmente, los métodos que recurren al empleo de instrumentos de medida adecuados pueden dividirse en dos categorías: los métodos de medida directa y los métodos de medida indirecta.
Métodos de medida directa
La muestra, pesada primero en una balanza de precisión, se seca en una estufa, tras lo cual se pesa de nuevo.
La diferencia de peso antes y después del secado revela la cantidad de humedad contenida en la muestra.
La complejidad tecnológica de los instrumentos y la delicadeza de las medidas requieren la intervención de un personal calificado.
Entre los instrumentos de medida basados en el principio de la deshidratación del producto cabe citar:
Tan precisos como complejos, estos instrumentos son más propios de laboratorios especializados, encargados de la graduación de otros aparatos de medida indirecta (por ejemplo, los humedómetros) o de la determinación del contenido de humedad en importantes organismos de almacenamiento o en el marco de transacciones comerciales.
Métodos de medida indirecta
Estos métodos permiten determinar el contenido de humedad por la medida de los tamaños o de características eléctricas relacionadas con la humedad de los granos.
Entre los instrumentos de medida que utilizan este principio, pueden citarse:
Los humedómetros son aparatos eléctricos gracias a los cuales se lee directamente, en un cuadrante, el valor del contenido de humedad de una muestra de granos.
Los humedómetros que miden la resistencia eléctrica de los granos son instrumentos portátiles relativamente poco precisos, pero muy prácticos y económicos.
Los humedómetros que miden la constante dieléctrica de los granos, más caros y más complejos, se utilizan generalmente en los grandes centros de almacenamiento y para las transacciones comerciales.
El control de la temperatura es una operación indispensable para comprobar el estado de conservación de los productos almacenados.
En efecto, una elevación anormal de la temperatura de los granos puede ser el signo de un comienzo de degradación de las existencias.
Hay que realizar por lo tanto controles regulares para evitar pérdidas considerables de producto.
Además, como las masas de granos son poco homogéneas, es necesario hacer los controles en diversos puntos de la masa almacenada.
Veamos ante todo las características que han de reunir unos aparatos de medida eficaces, para considerar después los diversos tipos de aparatos existentes.
Dada la heterogeneidad de los granos en la masa almacenada, los aparatos de medida no deben ser necesariamente de una gran precisión, siendo desdeñables las desviaciones de un grado centígrado.
Deben ser en cambio muy sensibles, de manera que detecten lo más rápidamente posible la menor variación anormal de temperatura.
Su lectura debe ser sencilla y requerir pocas manipulaciones.
Finalmente, para resistir los golpes debidos a repetidas manipulaciones, estos aparatos deben tener una estructura sólida y una robustez a toda prueba.
Existen varios tipos de aparatos para medir la temperatura, con diferentes principios de funcionamiento y modos de utilización.
Estos aparatos son indispensables para las instalaciones de almacenamiento a granel, pero también pueden ser útiles para controlar los productos almacenados en sacos.
Además de los aparatos más o menos complejos que se describen a continuación, existen termómetros de lectura digital, fáciles de utilizar y de un costo relativamente modesto.
Termómetros de líquido
Funcionan en virtud del principio de la dilatación de un liquido (mercurio o alcohol) por influencia de la temperatura.
Se pueden colocar en el interior de sondas metálicas que se introducen en el interior de los sacos o en la masa de granos.
Se trata de un sistema relativamente económico, utilizable para el almacenamiento tanto en sacos como a granel; su inconveniente es la poca precisión de la medición realizada, a causa del desplazamiento del termómetro desde el punto de medida hasta el punto de lectura.
Termómetros de resistencia
El principio de funcionamiento de estos termómetros se basa en la medida de la corriente eléctrica que atraviesa un filamento de platino, cobre, acero o níquel, cuya resistencia varía en función de la temperatura.
El filamento, colocado en un largo tubo suspendido al techo del granero, está inmerso en la masa de granos.
La ventaja del empleo de estos termómetros es que se puede hacer una sola lectura de la temperatura global de los productos almacenados, mientras que con los termómetros de líquido es necesario repetir las operaciones de medición en varios puntos de la masa de granos.
Sondas de termistores o de termopares
Se trata de sondas equipadas con sensores o puntos sensibles (termistores o termopares) que actuan como termómetros eléctricos con lectura a distancia.
Introducidas entre los granos una vez que se han llenado los silos o graneros, estas sondas están conectadas eléctricamente, por cable telefónico, a los aparatos de lectura individual (caja portátil de lectura) o centralizada (armarios de control).
Sondas y sus posiciones en un silo: I Sondas; 2 Cable, 3 Caja de conexión; 4 Tablero de control.
A causa de la heterogeneidad de la temperatura en los granos, es necesario distribuir de manera adecuada los sensores en la masa de productos almacenados.
En general se recomienda colocar:
Algunos de los controles descritos anteriormente tienden sobre todo a establecer el estado de los granos en el momento de su recepción en un centro de almacenamiento.
Tales controles permiten no sólo definir mejor el valor comercial de los productos sino también establecer la tipología y el grado de urgencia de los tratamientos a que hay que someter los granos antes del almacenamiento, la comercialización o la transformación ulterior.
Por ejemplo, la presencia de impurezas exige una intervención apropiada de limpieza del lote de granos. Si éstos están demasiado húmedos, hay que proceder rápidamente al secado de los productos. Contra la infestación por insectos, es necesaria una intervención urgente de desinsectación.
Descritas ya las operaciones de secado, consideremos ahora las de limpieza y desinsectación.
Después de la trilla, los granos (o las vainas, si se trata de maní) están mezclados con impurezas (tierra, piedrecillas, restos vegetales y de insectos, granos vacíos, etc.).
Estas impurezas dificultan y hacen más largas y costosas las operaciones de secado.
Después del secado, sobre todo si éste se practica con métodos tradicionales (por exposición al aire), los granos pueden estar todavía mezclados con impurezas.
Tales impurezas rebajan la calidad del producto y constituyen además un foco potencial de infestación durante el almacenamiento.
Por "limpieza" se entiende la fase o las fases del sistema de operaciones poscosecha durante las cuales se eliminan las impurezas mezcladas en la masa de los granos.
Esta operación, que puede ir acompañada por una selección cualitativa de los productos, es indispensable antes del almacenamiento, la comercialización y la transformación ulterior de los productos.
Es necesaria, además, como operación previa al secado artificial de los productos con ayuda de secadores.
En efecto, seria no sólo costoso, sino también inútil, perder tiempo, trabajo y dinero secando impurezas al mismo tiempo que se secan los granos.
Métodos tradicionales
El método más sencillo de limpieza, llamado "aventamiento", consiste en lanzar los granos al aire dejando que el viento se lleve las impurezas más ligeras.
Aunque se practica mucho entre las poblaciones rurales, este método de limpieza no permite eliminar las impurezas más pesadas (arena, granos extraños, tierra, etc.).
Aparatos de limpieza
Si se quiere obtener un producto completamente libre de impurezas y apto para un almacenamiento de larga duración, hay que utilizar aparatos de limpieza adecuados, tales como aventadoras, prelimpiadoras y limpiadoras-separadoras.
Las aventadoras
Estas máquinas, cuyo rendimiento puede llegar a una tonelada por hora en ciertos modelos, pueden contribuir de manera significativa a mejorar la calidad de los productos y sus condiciones de comercialización, sobre todo en las zonas de producción.
Accionadas a mano, o más a menudo por motor, las aventadoras son máquinas relativamente sencillas que comprenden principalmente una tolva de recepción de los granos, un ventilador y un juego de cedazos.
Descargados en las tolvas de recepción, los granos se separan ante todo de las impurezas más ligeras haciéndolos pasar por una corriente de aire producida por un ventilador.
A continuación, un juego de cedazos completa la limpieza de los granos procediendo a una selección por tamaño.
Las prelimpiadoras
Estos aparatos, accionados por motor, se llaman así porque se emplean generalmente en las operaciones de prelimpieza de los granos recolectados húmedos, antes de que pasen al secador artificial.
Existen varios modelos de prelimpiadoras:
Las limpiadoras-separadoras
Estas máquinas, que pueden llegar a tratar 20 toneladas por hora, son ciertamente los instrumentos más eficaces para la limpieza de los granos, y todos los centros de almacenamiento deberían poseerlas.
Las limpiadoras-separadoras disponen de un motor y están constituidas principalmente por una tolva de recepción, un ventilador y un juego de cedazos vibratorios; la limpieza de los granos se hace por aspiraciones repetidas de las impurezas más ligeras y por el cernido de los granos.
El juego de cedazos, compuesto de un cedazo de malla gruesa ("desterronador") para las impurezas mayores y de un cedazo de malla fina ("cribador") para las impurezas menores, debe ser escogido cuidadosamente teniendo en cuenta la forma y el tamaño de los granos.
Se recomienda, en general, emplear un juego de cedazos con perforaciones oblongas si se trata de limpiar granos de forma alargada. Para los granos redondos, en cambio, se adoptará un cedazo desterronador de perforaciones redondas y un cedazo cribador de perforaciones oblongas.
Para una utilización óptima de la máquina, es importante además proceder con cuidado a los diversos ajustes y regulaciones (llegada de los granos, aspiraciones, y en su caso amplitud de las vibraciones del cedazo).