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Capitulo No 2: Las Crisis, El Adolescente Y la Sociedad
La
crisis social
El adolescente en la crisis social
Crisis
de identidad
El adolescente en la crisis familiar
El adolescente ante la crisis del adulto
La crisis adolescente y la violencia
Conclusión
Bibliografía
Dra. Irene Sáez García
Vivimos en un período histórico marcado por profundos cambios, que en el discurso actual se nombra como Revolución Científico Tecnológica, Cuarta revolución Industrial, Era Post-Moderna, etc.; caracterizada por el desarrollo del flujo tecnológico en todas las áreas de las ciencias, que se sustenta en la competencia por las fuentes de energía, la vertiginosidad de las comunicaciones, la movilidad económica, la aceleración sin pausa de los mecanismos de producción y consumo, la visión fantástica de la Informática, el ritmo de crecimiento del producto territorial bruto, entre otros; que convierte a la sociedad en un sinónimo de velocidad que a su vez contrasta con el poder adquisitivo y estado de pobreza de la mayoría de la población mundial, careando amplios desniveles en la calidad de vida del ser humano, lo que imprime un sello de incertidumbre en el proceso social, generando acontecimientos que reflejan la crisis: luchas sociales, terrorismo, violencia e inseguridad en una sucesión instantánea, discontinua, intercambiable, que nos lleva a meditar sobre las posibilidades del futuro y sus perspectivas...que necesaria y esperanzadoramente debemos mirar fuera de la dimensión de lo positivo o negativo, para orear realísticamente que el mundo del mañana no será mejor, ni peor que el de ayer o el de hoy, sino que será complejamente diferente.
El adolescente en la crisis social
La población mundial, en particular la perteneciente a los países envías de desarrollo, se encuentra constituida pormenores de 15 años, y del 20 al 25 % pertenecen a la edad adolescente, que por definición de la Organización Mundial de la Salud, es la comprendida entre los 10 y 19 años. Esto constituye un factor de tensión y presión social para las perspectivas económicas, políticas y sociales en general. Pero más allá del aspecto demográfico y de lo que este significa, los adolescentes adquieren en estos días una nueva presencia conceptual como fermento renovador y creador que se revela en el discurso actual, dando relevancia a las "búsqueda múltiples teorías que intentan explicar el fenómeno del comportamiento en esa edad y que se dimensiona como etapa de rebelión, pensamiento utópico, visión hedonista, sentimiento de anomia, nueva espiritualidad, conflicto con los valores tradicionales: y todo ello girando en la "búsqueda del yo", agrupados en un espacio, en un lenguaje, en una música, en una idea, en una vestimenta, en un deseo ambivalente de fuga e inserción ambiental que imbrica la crisis individual del adolescente con la crisis social, donde se vislumbra un panorama imprevisible. incierto, que solo brinda estructuras deficitarias para cimentar los sueños y las realidades del presente y futuro.
El ser adolescente implica abordar un nuevo pensamiento, aceptar un cuerpo con cambios, canalizar una sensibilidad, y el adoptar actitudes frente a si mismos y a los demás; por lo que en este proceso necesita y basca "Identidades" que lo ayuden a estructurar su personalidad, integrando en si diversas formas del ambiente social que lo rodee y que simbolicen metas o ideas significantes para él.
En este proceso de búsqueda de identidad, el adolescente encuentra multitud de "modelos" con el problema de que muchos resultan incongruentes con su meta de desarrollo personal, ya que observa y a veces internaliza un mundo que preoconiza el poder del dinero sobre los valores espirituales, la victimización del más débil, la guerra por ambiciones territoriales y económicas, la mediatización del sistema político y judicial, la expansión del comercio de la droga, la violencia como estrategia para superar carencias materiales y/o afectivas, la erotización indiscriminada, que vende una sexualidad genitalizada; la promoción de ídolos de imagen ambigua, la exaltación de los medios de comunicación social hacia el consumismo alienante, el escándalo y la frivolidad de una minoría por encima del logro y el trabajo creador de quienes realmente están aportando algo positivo a la sociedad.
En consecuencia, el adolescente se encuentra ante la disyuntiva de adaptarse a los modelos propuestos o el rebelarse en la búsqueda de su propia verdad, lo cual es una situación difícil que él transita mediante conductas expresivas de su gran conflicto que se manifiestan por evasiones como el consumo de drogas, ideas y acciones autodestructivas, rebeldía y excepticismo ante todo lo establecido, aislamiento, tristeza, depresión, fanatismo, adhesión a sectas religiosas o grupos de protesta ilegales en el orden político y social, como guerrillas, terrorismo, pandillas defectivas y otras conductas que inciden en el dono personal y social.
Otra situación que convive con lo expuesto es la planteada en referencia a:
El adolescente en la crisis familiar
La sorpresa y confusión que produce en los padres y otros miembros de la familia los cambios conductuales del adolescente, enfatizada por la transformación puberal, es un punto de resalte para conflictos difíciles de manejar, generando un clima de crisis materializado en altercados, posiciones equivocas sustentadas en la incomprensión, que para nada contribuyen a la adecuada adaptación psico-social del adolescente.
Para el individuo desde el momento que nace, la familia es el escenario natural para su actuación de "ensayo y error", que le brindará la sustentación en la cual elaborar su esquema conductual, basado en la conformación de su proceso de identidad sexual y desarrollo cognoscitivo, todo en un ambiente que siempre tiene fluctuaciones propias de la dinámica familiar.
El adolescente en su necesidad fundamental de independencia, visualiza la intervención de los adultos de la familia como un deseo de cortar su voluntad, ideas y pensamientos, lo que enfrenta con actitudes de rechazo, silencio, hostilidad, rebeldía, e incluso negación del electo que acentúa el conflicto, puesto que el tiempo que el adolescente reclama independencia para actuar, se acentúan sus necesidades económicas que suelen ser a veces muy exigentes (costos de los estudios, vestuario, diversiones, etc.), y los adultos se sienten "utilizados" sin la compensación afectiva y de sometimiento a normas, típico de la edad infantil.
El adolescente requiere de un ambiente familiar flexible, con pauta que señalen afecto, preocupación y respeto a la individualidad y necesidades propias de la edad, donde la comunicación franca de sentimientos sea la pauta para enfrentar cualquier situación conflictiva.
Así mismo, la familia debe comprender que asumir posiciones inflexibles, estrictas y muy prohibitivas, cierra el camino al desarrollo personal sano y que por el contrario, asumir posiciones liberales, consentidoras, laxas o muy permisivas, suscita en el adolescente la sensación de falta de amor y el desmoramiento de la autoridad paterna.
Es imperante la realización de una negociación donde los problema confluyentes de padres o adultos significantes y adolescentes sean la base para abrir el camino de una fluida conversación que aminore las dolorosas interrogantes de parte y parte sobre aspectos múltiples: sexualidad, profesión, tiempo libre, drogas, salud general, decisiones, apoyo mutuo, plan de vida, etc., como única salida a la angustia existencial intergeneracional.
El adolescente ante la crisis del adulto
Los padres del adolescente generalmente se encuentran entre el final de la tercera y la mitad de la cuarta década de su vida, momento en el que usualmente revisan sus logros en la perspectiva de las metas ideadas durante la edad juvenil, que confluye con las manifestaciones de la edad madura: pérdida de la imagen tónica y elástica de los veinticinco años, disminución de la energía y potencia sexual, dejando atrás en el caso del hombre las proezas erectivas que reforzaron su imagen masculina; y dejando atrás en el caso de la mujer, el atractivo de un contorno físico estilizado y sexy que le reforzaba su imagen femenina; además, se suman las frustaciones, decepciones y el esfuerzo permanente de un camino trajinado para enfrentar las responsabilidades adquiridas descuidando su persona, deseos y metas individuales; encontrándose en el momento en que se detiene a mirar su vida, con el impacto de tener que enfrentar a un adolescente también en edad de crisis.
El adulto en la crisis de la edad madura, rara vez concientiza esta situación y busca mecanismos de compensación inconsciente que drena en su hijo adolescente y se expresan en:
- Satisfacción ante el abierto desafío que el adolescente ejerce frente a la norma social y celebra conductas agresivas, el machismo, acciones delictivas contra la propiedad de los que tienen mas, etc.
- Imposición al adolescente de metas o ideas que él no logró: de allí que lo orientan incluso desde niños a determinada profesión o actividad, por ejemplo, ser Médico, Abogado, Ingeniero, Pianista, Deportista, etc.; buscando en el hijo el éxito en las metas frustradas.
- Compensación ante complejos de inferioridad, boda autoestima, sentimientos de ser rechazado y otros problemas que el adulto refleje en su trato con el adolescente agrediéndolo, desvalorizándolo, interfiriendo en su desarrollo personal; para que en comparación, su figura paterna o materna brille como "ideal".
- Sustitución en el adolescente de un amor de pareja ausente o perdido, manifestado en padres divorciados, padre o madre solteros, haciéndolo partícipe de su conflicto, asignándole papel de "compañero (a)", "amigo (a)", "hombre o mujer de la casa", "mi único apoyo"; exigiéndole una atención, afecto, tiempo y actitudes que no están acordes con la madurez emocional del adolescente y cortando su incorporación al grupo, acercamiento a los pares del sexo opuesto, independencia emocional e incluso en casos graves interfiriendo en el proceso de identidad sexual sano y equilibrado.
- Actuación competitiva con el adolescente, rivalizando en vestimenta, lenguaje, conquista de amigos muy jóvenes, centrando la atención del grupo adolescente que rodea o comparte con su hijo (a), todo como reflejo de una inseguridad y nostalgia por la juventud perdida, que viene a reforzar una situación de por si ya conflictiva.
- Extensión de si mismos: en el caso de padres muy "satisfechos" de sus vidas que desean hijos que continúen sus logros, conceptos, ideas, profesión, preferencias personales en todos los ámbitos, incluso el sexual, con el deseo inconsciente o consciente, de prolongar su vida a través de la de su hijo, dificultando su proceso de independencia y el asumir decisiones personales; originando en muchos casos problemas psicológicos en el adolescente que no se siente apto para cumplir las aspiraciones paternas, que se aúnan a sentimientos de fracaso.
- Proyección de frustraciones, dudas y conflictos del adulto sobre el adolescente, dándose el caso por ejemplo, de madres excesivamente preocupadas por las características físicas de su hijo en relación al tamaño del pene "es pequeño" y consulta médicos una y otra vez, cuando en realidad es ella la que tiene conflictos en el aspecto sexual con su pareja. Otro ejemplo es 1a madre o el padre muy preocupados por el ligero sobrepeso de su hilo (al, y lo somete a dietas estrictas, lo llama gordo y le desvaloriza su imagen con frecuencia, cuando en realidad son los padres que están drenando su deseo de mantener una autoridad extrema en todo lo que se relacione con el adolescente, incluso en lo que come.
Otra situación relacionada con la proyección, es cuando los padres utilizan al adolescente para drenar problemas o conflictos de párela, desviando su agresividad y violencia contenida de la pareja al hijo, endilgándole errores y equivocaciones de manera persistente.
Todas esta manifestaciones de una crisis adulta mal llevada, que se refleja en el adolescente, se pueden resolver en la medida que los padres concienticen y manejen adecuadamente sus problemas, por lo que este es un tema que no debe ser olvidado cuando se hable de dinámica familiar en la perspectiva de ínter actuación con el adolescente.
La crisis adolescente y la violencia
Es otra situación generada en el proceso de rebeldía mal canalizado, donde pueden influir "modelos conductuales" familiares, incapacidad para la postergación y deseos incontrolados de gratificación inmediata ante situaciones de injusticia social, doble moral del adulto y la sociedad y frustraciones personales.
La violencia es por definición muy completa, debido a los múltiples factor que interactúan en su expresión, y actualmente no se dimensiona en la impulsividad o agresividad, sino que se entiende como la manifestación de un proceso elaborado en base a la energía física y psicológica dirigida a satisfacer aspectos considerados relevantes dentro del logro personal y social, siendo así que tiene un puesto relevante en el contexto político (guerra, guerrillas, terrorismo, atentados, magnicidios, represiones de protestas, etc); legal (represión, imagen de actuación policial, ambiente carcelario, etc.); cultural (relacionado con la imagen de poder, de fuerza, de machismo y como vivencia diaria, ante la noticia de asesinatos, torturas, violaciones), etc.
En el origen de la violencia se describen factores que promueven o determinan la conducta violenta del adolescente, y son:
Estímulo positivo de la conducta violenta, por parte de la familia o de la sociedad: como es el caso del niño al que le refuerzan las conductas violentas con otros niños y lo gratifican, o el caso del adolescente que percibe la impunidad del agresor (violador, asesino, destructor de propiedad ajena, etc.), que no recibe sanción en la comunidad y muchos menos judicial por manejar buenas "conexiones o influencias".
- Incorporación de "modelos violentos": que ha observado desde la niñez en el medio familiar, o en los medios de comunicación (películas), o en su ambiente comunitario, donde el agresor es exaltado y no es castigado.
- Sentimientos de frustración intensa ante la agresión recibida en la infancia (maltrato físico, emocional y sexual), que genera la perpetuidad del ciclo de violencia o la frustración generada por el ataque físico o verbal recibido en la edad adolescente.
- El acceso fácil a instrumentos diseñados para la violencia, como armas de fuego, arma blanca, manoplas, etc., que refuerza al ser llevados encima la sensación de mayor poder para ejercitar la violencia.
- Condiciones de pobreza, que favorecen la falta de perspectivas de obtener en base al trabajo y la superación técnica o profesional, aquellos objetos promocionados como índice de alto nivel social (automóviles lujosos, ropa costosa, joyas, etc.), por lo que el adolescente puede percibir en la "vía fácil" del robo y asesinato el medio para poseer lo que desea y poder "proyectar una imagen" que es valorizada en la sociedad, bajo la premisa de "cuanto tienes, cuanto vales".
- El consumo de drogas, que facilita y deshinhibe la tendencia a la conducta agresiva.
- El impacto emocional de alguna situación que genere violencia, como es el ataque por parte de otros a un ser querido, o el estar en una dinámica de grupo que actúa con violencia, como son las protestas y manifestaciones no pacificas.
- El estímulo grupal, cuyos miembros ejercen una conducta violenta como expresión usual ante diferentes situaciones, lo cual resulta un ejemplo y una presión negativa que incide en la conducta del adolescente.
La prevención de la violencia, donde el adolescente es protagonista como víctima y victimario, se debe efectuar:
1.- Promoviendo factores protectores generales que brinden al niño y adolescente las condiciones adecuadas de vida a que tienen derecho.
2.- Promoviendo las actividades en adolescentes que favorezcan el drenaje sano a tensiones y exceso de energía, como lo es la práctica deportiva regular.
3.- Promoviendo el castigo y rechazo a los "modelos violentos".
4.- Respetando la normativa legal que impide a los menores de edad llevar armas de fuego, y prohibir el porte de armas blancas y otros instrumentos de agresión.
5.- Promoviendo en los adolescentes valores reales en las cuales ellos puedan sustentar la estructuración de un estilo de vida sano.
6.- Fomentando en los adolescentes la conciencia social, favoreciendo la formación de grupos juveniles que actúen en ayuda comuniaria.
7.- Promoviendo definitavamente una política socio-económica que disminuya la injusticia los profundos desniveles sociales.
Frente a las crisis del adolescente, ellos deben disponer de información y orientación para enfrentar las situaciones y dificultades que se les presenten, de esta manera y entendida la educación como un proceso continuo, es que debemos asumirlos responsables de orientar, informar y educar adolescentes, el promover un clima familiar y social que calme sus angustias, que proporcione modelos de comportamiento adecuado, facilitando una toma de decisiones acertadas que aumenten sus oportunidades y horizontes tanto en su vida presente como futura.
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ISG/cm.
19-07-93